Las noticias sobre las monjas californianas que cultivan marihuana han dado la vuelta al mundo en el último año.
La cada vez menos estigmatizada marihuana enamora día tras día a más consumidores, y sus propiedades medicinales llaman la atención de millones de cultivadores que quieren trabajar con ella. En esta ocasión, son dos mujeres las que han decidido dedicar su vida al cultivo de marihuana en una granja.
¿Son realmente monjas?
Lo curioso viene cuando nos enteramos de que dichas mujeres visten con hábitos blancos de monja, han hecho votos, bendicen las plantas y todo su cultivo se encuentra relacionado con un ritual que les une y vincula con la tierra, la luna, y en general, la naturaleza que les rodea. Además, estas “monjas” son activistas en pro de la legalización. Ponemos entre comillas monjas ya que, en realidad, Kate y Dance, como se llaman las dos cultivadoras, no pertenece a ninguna orden religiosa ni profesan el catolicismo, como ellas mismas indican.
Historia
La historia comenzó con Kate, una mujer que llegó a California en 2008 tras haber vivido en Holanda durante diez años. Kate llegó a la California rural, concretamente al condado de Merces, un condado en el Valle Central de California con una ínfima calidad en el aire.
Fue en aquel momento en el que comenzó a cultivar marihuana para una cooperativa en la que trabajo durante más de cinco años, hasta que en 2013 cerró. En aquel trabajo conoció muy de cerca el cultivo de marihuana y tuvo contacto con pacientes que empleaban la marihuana para paliar los dolores causados por su enfermedad. Muchos de ellos se encontraban en un estado pésimo debido a los potentes tratamientos con antibióticos. Fue en aquella etapa en la que pudo conocer en profundidad los efectos beneficiosos del cannabis.
También durante aquella etapa fue cuando ganó fama por asistir a las protestas antisistema con hábitos religiosos. Muchos manifestantes comenzaron a conocerla por el nombre de “Sister Occupacy”.
A partir de 2013, tras el cierre de la cooperativa, Kate decidió trabajar de lleno en las propiedades curativas de la marihuana, volcándose en su cultivo y estudio para la elaboración de productos que puedan ayudar a los enfermos. Durante años trabajó en su “abadía” hasta que se le unió la hermana Darcy, de 24 años de edad.
Labor
Mediante el cultivo de marihuana y los conocimientos adquiridos, Sisters of the valley producen ungüentos cannábicos de calidad. Sus productos contienen exclusivamente CBD, por lo que tiene propiedades medicinales, pero no psicoactivas. El trabajo y la dilatada experiencia les ha permitido ampliar su clientela a todos los rincones del mundo ya que trabajan mediante envíos por correo.
Otra curiosidad es que producen en función de la fase lunar, limitando la elaboración de la crema a las dos semanas que separan la Luna nueva de la Luna llena. Además, si tienen una excesiva demanda, las cremas que no se elaboran durante dicho periodo, tienen un descuento.
Por último, hay que destacar que la hermana Kate es analista de sistemas titulada, por lo que las decisiones se toman de forma profesional, mediante estudios y análisis de calidad.
Intención
La intención de estas mujeres activistas es ayudar a los enfermos mediante soluciones naturales, cambiar el sistema para mejorar las condiciones laborales de la gente y, en especial, de la mujer; y hacer llegar el mensaje de la regularización y legalización al mayor número de personas posible. De hecho, según ellas mismas afirman, el 95% de las enfermedades están estrechamente relacionadas con la pobreza, situación que deriva de la falta de empleo.
Así que su labor va mucho más allá de la producción de cremas cannábicas y se podrían definir como activistas por un cambio revolucionario en el sistema establecido, que ayude a los más desfavorecidos. Así que, como podéis ver, estas “monjas” son muy guerrilleras y su labor se está reflejando en los medios de comunicación que las han hecho famosas en medio mundo. Una noticia de repercusión mundial que no ha dejado indiferente a nadie.
pedro
que locas