La poda apical es un proceso sencillo que consiste en cortar los tallos superiores y centrales de las plantas para paralizar el crecimiento de estos y potenciar el crecimiento y la producción de las ramas laterales e inferiores. De este modo, se pierde potencia en el tallo central, pero se fomenta una estructura más ramificada, con muchas ramas laterales más gruesas, resistentes y productivas. De hecho, por cada corte realizado, crecerán dos brazos más.
¿Cuándo hacer la poda apical?
Para realizar la poda apical a una cepa, debemos esperar al menos hasta que desarrolle 3 nudos. Los nudos son los puntos del tallo central en el que crecen nuevas ramas laterales. Si la planta aún no ha producido tres nudos, probablemente no sea capaz de recuperarse de la poda y se paralizará su crecimiento. Además, siempre hay que realizar las podas durante el período de crecimiento ya que, si se realizan durante la floración, paralizaremos dicha fase y perderemos producción.
¿Cómo hacer la poda?
El corte debe realizarse con instrumentos desinfectados y de la forma más precisa posible, intentando dañar el tejido vegetal lo menos posible. En cuanto al lugar preciso en el que realizar el corte, hay que señalar que debe hacerse siempre a ras del tercer nudo, justo encima de los 2 brazos superiores. Decimos en el tercer nudo porque es el mínimo, pero a partir del tercer nudo podemos realizar la incisión en el nudo que queramos.
Ten en cuenta que, para cicatrizar la incisión, la planta se estresa, así que intenta hacer el corte lo más limpio posible y evita estreses innecesarios que puedan paralizar las funciones vitales de la cosecha.
¿Qué sucederá?
A partir del nudo en el que demos el corte, la planta potenciará el crecimiento de dos brazos o ramas laterales en forma Y; el ojo o tallo central se perderá para siempre. Sabemos lo que estáis pensando, perder el ojo central es perder el cogollo más grande y pesado de la planta. Pero como recompensa, la planta producirá muchos más cogollos laterales de calidad, generando una estructura arbustiva compacta y llena de cogollos.
Algunos consejos
- Realizar podas produce estructuras más ramificadas, pero ralentiza el crecimiento de la planta. Por tanto, en cultivo en interior es recomendable no realizar podas o realizar las menos posibles para acabar el proceso lo antes posible. Si, por el contrario, no os importa alargar el crecimiento, hay que destacar que podréis realizar todas las podas apicales que queráis, llegando a cubrir metros cuadrados de cultivo con una sala planta (método SCROG y SOG).
- Por otro lado, en el cultivo de exterior podéis realizar todas las podas que queráis hasta obtener plantas enormes con innumerables ramas laterales. Además, es una forma ideal de controlar el tamaño de nuestras cepas, una opción más que interesante si el espacio es reducido y necesitamos mantener las plantas ocultas. De hecho, podemos hacer crecer la planta a nuestro gusto, dándole la forma que queramos como si de un bonsái se tratara.
- Para realizar todas esas podas, es recomendable emplear una pasta cicatrizante para ayudar a la planta a recuperarse sin excesivo estrés. Esto es importante ya que mientras se recuperan, las plantas serán más sensibles al ataque de bichos, hongos, el exceso de humedad, el aire y, en general, las inclemencias del tiempo.
- La poda puede ser especialmente recomendable en las variedades Sativas ya que su estructura es más alta y menos ramificada. De este modo, aplicándoles la poda, podemos mejorar su estructura y crear plantas más ramificadas y productivas. Ten en cuenta que las poda puede funcionar mejor o peor en función de la genética escogida. Informaos bien antes ya que algunas variedades no tienen una buena predisposición a la poda apical.
- No realicéis podas apicales a variedades automáticas ya que su período de crecimiento es tan breve que no tendrán tiempo de recuperarse y será todo un fracaso.
Esta ha sido una breve aproximación al mundo de las podas apicales, si tenéis alguna duda, no dudéis en poneros en contacto con nosotros.