Esta es una pregunta que muchos padres se hacen durante la adolescencia de sus hijos. El consumo de marihuana es muy común entre la población y cada vez más entre la gente joven. Si bien la marihuana es una droga blanda y no repercute en nuestra salud del mismo modo que lo hacen las drogas consideradas duras, su consumo a temprana edad puede suponer daños más graves en nuestro organismo.
El consumo prolongado y excesivo de marihuana en cuerpos adolescentes en desarrollo puede acarrear problemas más graves que en los cuerpos ya adultos. Por ello, muchos padres se preocupan por si sus hijos consumen habitualmente marihuana. A continuación, hablamos de los síntomas más comunes en el consumo de marihuana.

- 1 ¿Es normal que los adolescentes prueben la marihuana?
- 2 Síntomas y señales para saber si tu hijo consume marihuana
- 3 Primeros pasos tras confirmar que tu hijo fuma porros
- 4 Cómo hablar con mi hijo si sospecho que consume marihuana
- 5 Cómo prevenir el consumo de marihuana en adolescentes
- 6 Riesgos reales del consumo de marihuana en adolescentes
- 7 Cuándo preocuparse seriamente y buscar ayuda profesional
- 8 Mensaje final para padres y madres preocupados
¿Es normal que los adolescentes prueben la marihuana?
Muchos padres se hacen esta pregunta cuando descubren que su hijo ha tenido contacto con la marihuana. La adolescencia es una etapa de exploración, búsqueda de identidad y necesidad de pertenencia, lo que puede llevar a algunos jóvenes a probar sustancias como forma de experimentar o integrarse en su grupo social. Sin embargo, que sea relativamente frecuente no significa que sea inofensivo ni que deba normalizarse.
No es lo mismo un consumo puntual que uno habitual, ya que este último supone un riesgo mucho mayor y puede afectar al desarrollo emocional, académico y personal. Factores como la baja autoestima, los problemas familiares, la ansiedad, el fracaso escolar o vivir en entornos donde el consumo está normalizado aumentan la probabilidad de que un contacto experimental pueda evolucionar hacia un consumo problemático.
Síntomas y señales para saber si tu hijo consume marihuana
Detectar el consumo de marihuana en un adolescente no siempre es sencillo, ya que muchos cambios pueden confundirse con comportamientos propios de la edad. Sin embargo, existen señales físicas, efectos psicoactivos, emocionales y conductuales que, cuando se repiten o se combinan, pueden indicar un posible consumo.
Señales físicas más evidentes
- Risas incontroladas sin motivo.
- Ojos llorosos, vidriosos o rojos y parcialmente cerrados.
- Ojeras pronunciadas.
- Sequedad en la boca y aumento del consumo de bebidas.
- Somnolencia excesiva o cansancio constante.
- Olvido de los acontecimientos recientes.
- Gula y alteraciones en el apetito
- Leve dificultad a la hora de expresarse.
- Olor extraño en la ropa, el aliento o la habitación
- Bajada notable de las notas.
- Falta de concentración y memoria.
- Desinterés por los estudios.
- Aumento de faltas de asistencia o retrasos frecuentes.
- Aislamiento repentino de la familia.
- Pérdida de interés por actividades que antes disfrutaba.
- Mentiras frecuentes o excusas constantes.
Objetos y olores sospechosos en casa
- Mecheros sin explicación clara.
- Papeles de liar, pipas, grinders, filtros, hojas de Blunt o pequeños envases herméticos.
- Perfumes, chicles y colonias usados en exceso para ocultar olores personales.
- Incienso, velas aromáticas o ambientadores usados de forma constante.
- Bolsas zip transparentes con restos vegetales.
- Gotas para los ojos para disimular el enrojecimiento ocular.

Primeros pasos tras confirmar que tu hijo fuma porros
Confirmar que tu hijo consume marihuana suele generar miedo, enfado y muchas dudas. Es normal sentirse desbordado, pero la forma en la que actúes en este primer momento marcará el rumbo de todo el proceso. Estos son los pasos más importantes:
- Mantener la calma
- Informarse antes de tomar decisiones
- Plantea la conversación a tener desde la preocupación, no desde la acusación
- Escucha su versión una vez inicies la conversación
- Establecer límites claros
- Observar la evolución
Cómo hablar con mi hijo si sospecho que consume marihuana
Hablar con tu hijo sobre una posible conducta de consumo puede resultar incómodo y generar tensión, pero la forma en que se inicie la conversación es clave para evitar el enfrentamiento y favorecer la confianza. El objetivo no es interrogar, sino abrir un espacio de diálogo sincero.
La importancia de elegir el momento adecuado
Elegir el momento adecuado es clave: conviene hacerlo en un entorno tranquilo, sin interrupciones y evitando que esté relacionado con una discusión previa. Forzar la conversación en un momento de tensión suele provocar rechazo y dificulta que el adolescente se abra.
Qué decir y qué evitar en la conversación
La clave está en combinar diálogo, empatía y firmeza. Cuando el adolescente se siente escuchado, respetado y acompañado, es más probable que reflexione sobre sus decisiones y esté dispuesto a aceptar ayuda o cambiar su comportamiento. Es positivo decirle claramente que te importa su salud, su bienestar y su futuro, y que tu intención no es castigarlo, sino ayudarle. Expresiones como “me preocupa lo que te pueda pasar”, “quiero entender qué está ocurriendo” o “estoy aquí para apoyarte” facilitan que el adolescente se sienta escuchado y no atacado.
Por el contrario, conviene evitar los gritos, las amenazas, los chantajes emocionales y las comparaciones con otros adolescentes. Frases como “me has decepcionado”, “si sigues así arruinaremos nuestra familia” o “todos los demás son mejores que tú” solo generan culpa, miedo y bloqueo emocional. Tampoco es recomendable hacer sermones largos ni discursos moralistas, ya que suelen provocar desconexión y rechazo.

Cómo comunicarse sin juzgar ni atacar
Es importante comunicarse desde la preocupación y el respeto, no desde la acusación. Utilizar frases como “me preocupa tu bienestar” o “quiero entender qué está pasando” ayuda a que el joven no se sienta atacado. El uso de reproches, etiquetas o un tono agresivo suele provocar una actitud defensiva y bloquea el diálogo.
Escuchar antes de imponer
Durante la conversación, escuchar es tan importante como hablar. Permitir que el adolescente se exprese, explique cómo se siente y por qué actúa de determinada manera ayuda a comprender la situación real. Escuchar no significa justificar el consumo, sino demostrar interés por su punto de vista y fortalecer el vínculo de confianza.
Transmitir límites y reglas
Transmitir límites claros también es necesario, pero siempre desde la serenidad. Se pueden establecer normas firmes sin recurrir al miedo, la amenaza o el castigo inmediato. Explicar las consecuencias del consumo desde el cuidado y la responsabilidad suele ser mucho más eficaz que imponerlas desde la autoridad.
Cómo prevenir el consumo de marihuana en adolescentes
La prevención comienza con una comunicación abierta y basada en la confianza, donde el adolescente pueda expresarse sin miedo a ser juzgado. Cuando existe diálogo, es más fácil detectar preocupaciones, presiones externas o dudas antes de que el consumo aparezca.
La supervisión debe existir, pero sin caer en el control excesivo. Conocer su entorno, sus amistades y sus hábitos ayuda a prevenir riesgos sin invadir su intimidad. La información sobre drogas también es clave: explicar los efectos reales de la marihuana con un lenguaje claro y sin alarmismos favorece decisiones más conscientes.
Promover hábitos saludables, actividades de ocio positivas y una autoestima fuerte reduce las probabilidades de consumo. El ejemplo de los adultos completa este proceso, ya que los hijos suelen reproducir lo que ven en casa más que lo que escuchan.
Riesgos reales del consumo de marihuana en adolescentes
El consumo de marihuana durante la adolescencia puede afectar al desarrollo del cerebro, influyendo en la memoria, la atención y el aprendizaje. Cuanto antes se inicia el consumo y más frecuente es, mayor es el riesgo de que estos efectos se mantengan en el tiempo.
También puede tener un impacto negativo en la salud mental, favoreciendo la aparición de ansiedad, desmotivación, cambios de humor y, en algunos casos, problemas más graves. A nivel académico y social, suele relacionarse con una bajada del rendimiento, conflictos familiares y cambios en el entorno social.
Aunque a menudo se perciba como una sustancia poco peligrosa, su consumo en estas edades aumenta la probabilidad de desarrollar dependencia y adicción a la marihuana. También se ha demostrado que fumar cannabis aumenta la posibilidad de acercarse a otras drogas y sustancias más peligrosas en el futuro.

Cuándo preocuparse seriamente y buscar ayuda profesional
Es momento de preocuparse seriamente cuando el consumo de marihuana deja de ser algo puntual y pasa a ser frecuente o diario. Cuando el adolescente muestra una clara pérdida de control o cuando el consumo se convierte en una necesidad para sentirse bien sufriendo incluso síndrome de abstinencia o mono los días que no consume marihuana. También es una señal de alerta si el joven se muestra irritable cuando no puede consumir, miente de forma constante o descuida por completo sus responsabilidades.
Debe buscarse ayuda profesional cuando aparecen problemas importantes en el colegio, cambios de conducta marcados, aislamiento social, alteraciones emocionales intensas, ansiedad, depresión o episodios de agresividad. Del mismo modo, si el consumo se utiliza para evadirse de problemas personales, familiares o emocionales, es fundamental intervenir cuanto antes.
Pedir ayuda no significa que la situación sea extrema, sino que se está actuando de forma responsable. Psicólogos, orientadores juveniles y unidades especializadas en adicciones pueden ayudar tanto al adolescente como a la familia a comprender el problema, establecer pautas adecuadas y prevenir que el consumo evolucione hacia una dependencia más grave.
Mensaje final para padres y madres preocupados
Descubrir o sospechar que un hijo consume marihuana genera miedo, incertidumbre y muchas dudas, pero es importante recordar que no estás solo y que pedir ayuda es un acto de responsabilidad, no de fracaso. La adolescencia es una etapa compleja, tanto para los jóvenes como para las familias, y los errores forman parte del proceso de aprendizaje.
Más allá del consumo en sí, lo más importante es mantener el vínculo, la comunicación y el acompañamiento. Castigar sin escuchar, imponer sin explicar o actuar desde el miedo suele generar más distancia que soluciones. En cambio, el diálogo, la información, los límites claros y el apoyo emocional crean un entorno más seguro para que el adolescente pueda reflexionar y cambiar.
Cada caso es distinto y no existen fórmulas mágicas, pero con información, paciencia y ayuda profesional cuando sea necesario, es posible reconducir la situación. La confianza, el ejemplo y la presencia activa de los padres siguen siendo las herramientas más valiosas para guiar a los hijos hacia decisiones más sanas y responsables.




buenos días,para la sudoración excesiva hay algún tratamiento por favor colaboren es para mi hijo de 22 años quien dejó de consumir marihuana. gracias.
Querida Andrea yaliles,
Yo también sudo mucho y no es por los porros, pero eso es otra historia ha ha…
Verás, como tu fisicoquímico favorito, te recomiendo que vuelvas a darle porrito a tu niño hasta los 24, que es cuando se cierran los poros sudoríparos dependientes de 1-4-9 octadehidrocannabidiolol. Cuando esto pase, y le vuelvas a quitar su hierba mágica, no sudará y ya no tendrás ese problema más nunca ha ha.
De nada, Un saludo
GES. <3
Que respuesta más ignorante…no le haga caso señora, lo mejor es que corte su hijo la droga definitivamente.. la sudoración es por que esta eliminando las toxinas y por su ansiedad..lo mejor es llevarlo al psiquiátrico o algún centro de rehabilitación
«LA DROGA» jajajajajajajaja mejor déjenlo fumar ya está lo suficientemente grandecito
Solo puedo decirte que Gracias por querer a su hijo y darle ese apoyo familiar. No es fácil pero con una compañía tan hermosa como la mama eso sólo será una mala historia ANIMÓ … Abajo las drogas … NO PODEMOS SER DÉBILES… y estar mintiendonos.
Afirmativo,comes pronto.
Me pueden compartir porque dejaron de consumir?